Hace unos días, en nuestras clases de Nuevas Tecnologías estuvimos planteando una nueva idea. El objetivo era programar la realización de un PRODUCTO que atendiese a una necesidad social del medio que nos rodea, y que los niños se pudiesen sentir protagonistas y activos llevando a cabo esta acción social. Para ello, teníamos que elaborar un mural con el resumen de nuestro planteamiento.
Para llevar a cabo este ejercicio, preguntamos a niños acerca de sus gustos, preocupaciones e intereses sobre los que partir para centrar nuestro proyecto en el alumno. Estos datos los hemos recogido a continuación:
Entre las cosas que les gustan encontramos bailar, patinar, hacer deporte, correr, montar a caballo, cantar, divertirse, los videojuegos, ir al cole, disfrazarse...
Entre las cosas que no les atraen ni interesan encontramos que correr y jugar al fútbol son intereses sólo de unos pocos, las arañas, la oscuridad, las peleas y que los insulten, que los usen para estudiar, que les quiten los zapatos, que sus hermanos se metan con ellos... Todo aquello que les lleve al ridículo y les quite la confianza en si mismos.
En intereses, encontramos la televisión, toboganes de agua... haciendo máximo hincapié en los elementos que les produzcan diversión. Al preguntarles qué quieren ser en un futuro, contestaron: profesores, bailarines, peluqueros/as o incluso cantantes.
Con Popplet hemos decidido recopilar toda esta información, sintetizarla y organizarla para que sea más visual. Aquí lo veis:
Además, nosotras cuatro también decidimos aunar nuestros propios gustos e intereses: nos gustaría trabajar con los alumnos a través de una programación, centrada siempre en el propio alumno y en sus intereses y necesidades, incentivando el desarrollo de ámbitos tan importantes como la creatividad, la imaginación o la autonomía personal y eliminando cualquier tipo de aprendizaje tradicional (aplicar una metodología del siglo XXI sin condicionantes del siglo XIX, sin fichas por favor!!!), aplicando una metodología más activa y participativa utilizando el juego como medio para alcanzar un aprendizaje final. También nos centramos en la educación en otras artes como la música o la plástica, hábitos de higiene o nociones básicas de autonomía personal (primeros pasos en cocina, por ejemplo) con mayor cercanía y atención individualizada, teniendo en cuenta la diversidad del aula y la capacidad de cada uno.
A todo esto, añadimos el gusto y la atracción por las nuevas tecnologías como método auxiliar para los aprendizajes, de donde extraer recursos y facilitar la experiencia educativa, familiarizándoles a estos dispositivos y metodologías innovadoras.
A partir de todos estos datos, creamos el producto. Para contribuir en un contexto real, escogimos las exposiciones temporales del Salón del Libro de Pontevedra. En este caso, nos centramos en el desarrollo emocional, y para ello escogimos El Monstruo de Colores que, por si no lo conocéis es un libro que recomiendo al cien por cien, que ayuda a los niños a identificar sus emociones con los sentimientos que se experimentan con cada una, y relacionarlas con otros elementos de su entorno. Os lo dejo en formato vídeo:
A partir de este cuento, extraemos los elementos que los niños relacionan con cada emoción. Por ejemplo, el violeta con el miedo, en el que encuadraríamos el miedo a la oscuridad, frecuente en estas edades tan tempranas. El producto final (siempre amplificado con tecnología) sería la realización de un libro interactivo para colaborar en la preparación y realización de la exposición, con una metodología activa, innovadora y a través de recursos tecnológicos. Éste fue el mural/resumen que realizamos y que presentamos en el aula, bajo el nombre de Emociones Confundidas.
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